lunes, 30 de noviembre de 2009

El niño

Y para esta Navidad
Ya sabemos quien va a estar
No nos debemos disculpar
Navidad es para la amistad

Un regalo, un souvenir
Un recuerdo para compartir
Un asado y hasta un postre
Un beso y el mismo sacerdote

Que bien podría ser yo
Que bien podrías ser vos
Masculino, femenino
De seguro firme en la voz

Los niños, ellos juegan
Los abuelos, ellos prueban
La vid, el pan, lo nuevo
Comparten y también es un juego

Media noche ya
Ven para acá
Un abrazo
Hace fuerte nuestro lazo
¡Feliz Navidad!
Y después la tranquilidad

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jueves, 26 de noviembre de 2009

Atada

Ojos llenos de tristeza
Que hoy miran en la distancia
Vislumbrando en la infancia
Hilos que penden sobre tu cabeza


Tú lo llamas “Dios”
Yo, más cómodo, azar
Cuando en la noche no puedes abrazar
El alivio que traen unos recuerdos tibios


Todo pesadilla, malestar
En la noche cuando comienzas a pesar
No contienes el llanto y sin más
Te hundes en ti, te comienzas a quebrar


Para ti es difícil caminar
Para mí imposible correr
No queremos dejar al otro vencer
Evitar la vigilia, vernos sanar


Vos allá, yo aquí
Sé largo es el camino
Más él, dicen, es un destino
Que todos debemos encontrar
Y andar
Nunca jamás abandonar

Te pienso y siento libre
Y sé que es así
No yace sobre ti
Tal ignominia
Por la cual tengas que purgar
Penar
Y al fin superar
Dejar atrás tu alma de niña


¿Qué traición tan vil
Te acongoja en sueños?
Tu vida no tiene dueños
Aunque ellos parezcan mil


Quédate donde estás, risueña
No, no te voy a ir a buscar
Te veo en sueños; cuando sueñas
Entonces sé que no quieres despertar


Quédate conmigo un rato más
Conmigo en la eternidad
Deja tu pasado quedarse atrás
Empaca algunos recuerdos
Y volemos juntos
Hasta la inmortalidad
                  Entonces yo regreso
                                 Me quedo con el peso
                                              Cargo con tu cruz
                                                           Y descanso al fin sabiendo
                                                                          Que ríes y lloras
                                                                                      Pero ahora
                                                                                                 Duermes y te levantas
En paz.



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sábado, 21 de noviembre de 2009

To you noble knight

I stay lost in dreams
Sometimes there's a pleasant one
Where the battle is already won
And there’s no more screams

So beautiful
Reality in disguise
Though pitiful
Life larger than its size

Made a world of my own
To me was it only shown
No one ever has seen it
And you can only feel it

I know it’s hard
For you to see
My tender heart
Down at your knees

Don’t be sorry
You don’t have to worry
Tonight we’ll make a stand
I will lend you my hand

Be with me
Right by my side
Before the turning tide
Lead you to sea

To the ocean
Of eternal motion
Where no emotion
Owns due devotion

See me here
Loving her dearly
I now see that clearly
Although I still fear

Don’t let the clouds
Perched above you
Like pollution and crowds
Once more beat you down

Be ready
The struggle’s just began
Be steady
We shan’t falter in the sand.

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Mal tiempo

La ciudad yace esta noche
En el silencio de la vacuidad
Con el infortunio de la soledad
Que le proporciona el cielo y su derroche

Accesos abnegados, bajo agua sepultados
Impiden la llegada del amor esperado
Sin góndolas que den resultado
Se yerguen mis brazos en el aire, anhelantes, desesperados

Sin medios para emprender la retirada
Hacia tierras lejanas, ahora más distanciadas
Imposible de contar las horas desgraciadas
En las que aguardo tu súbita llegada

Aislado por un manto acuoso
Sobrevivo en esta isla insonora
Aguardando la llegada de la aurora
Que me libre de este velo espantoso

Paso a paso me quita espacio
Lluvia plasmada en inundación
Me hace dudar de mi vocación
Si sabio amante o déspota reacio

Me quedo soñándote, esperándote
No sé si por ser este mi deber
O por cobarde no querer ceder
O por no tener otra cosa que hacer
Reconocer que quiero estar ahí amándote

El diluvio gana en las depresiones
En cada recodo que preste bajas condiciones
Invade, conquista, en forma de tristes emociones
Sumiéndonos en falsas, ávidas ilusiones

No es realidad lo que está sucediendo
Un espejismo más de los desiertos
Sedientos nos pensamos de agua cubiertos
Cuando todos saben, estás cediendo

¡Oh! Eolo clamo por tus vientos
Que arrastren las opresivas nubes;
Que el cielo otra vez desnudes
Insufla aire, quiero otra vez sentir mi aliento

Quita estas lágrimas de mis ojos
Llorar no es lo mismo que llover
Las nubes es sólo no querer ver
La isla formada por mi despojo.



















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viernes, 20 de noviembre de 2009

Esperanzas de un querubín


Si hablas con Dios unos de estos días, dile que no me olvido del voto que he jurado
Que aún tengo la habilidad de volar, que no me he olvidado
Que aún llevo la marca de la promesa de hacer el bien que con fuego en mí ha grabado
Dile que no volveré a Él, que ahora soy un ser humano
Más vulnerable que los que yacen todavía a su lado
Que prefiero morir en el vacío, hastiado
Una vez que todo lo he dado; sin amor me haya quedado, lo que jamás puede ser agotado
Con la satisfacción de recibir a cambio nada más que el haber cumplido con lo pactado
Que el tiempo grosero, de relojes sembrado, me ha abofeteado
Las mejillas, la cara, el cuerpo entero; que he mentido diciendo haber ido a donde no hube estado
Evadiendo las tentaciones que el terreno efímero plantar en mí ha intentado
Que sigo con el sentimiento asido, dentro, en mis entrañas aferrado, donde Él lo hubo colocado
Sé es aquel del que te hablé, el que tengo que acoger, proteger y defender
A capa y espada, para que no sea transformado, mutilado
Preservarlo, siga ahí abarrotado
Hasta que aprenda cuál es la forma de demostrarlo
Sea que el mundo otra vez se sepa frustrado, para una vez más ser rescatado
No por mí, no para sí, sólo para olvidar el pasado, que aunque imposible
Empero, nadie jamás se ha animado, nadie ha intentado
Ni Él, ni los ángeles, mis hermanos;
Somos sólo la copia
La evolución, quizás, lo más cercano
De algo que comenzó allá hace tiempo en incontables años
Como un sueño desvelado
Confundiéndose con la realidad de lo añorado
Sin darse cuenta que al mismo tiempo lo había logrado
Vertió la esperanza, el anhelo de lo que debe ser alcanzado
Dile que no es con Él con quien estoy enojado
De cuya palabra sólo conozco el significado
Es que con demasiada premura en mí ha brotado
Estas ganas de decir lo jamás contado
Con el detalle de que del lenguaje ahora me ha privado
Y no encuentro los medios para gritarlo
Condenado a quedarme con esto, en mi interior amotinado
Dile aún vuelo cuando estoy cansado
Y camino cuando puedo retomar el paso apurado
Que las agujas de mi reloj se están gastando
No, no lo extraño, sólo me gustaría volar lo suficientemente alto
Saber que nada más me he desviado, me he equivocado
No, dile que seguiré con lo que hemos planeado.
Persisto, intento, confundido aún no me he frustrado.
No me han pasado cosas que me puedan dejar a un lado, tirado
Firme, dile que firme
Sigo aquí luchando.

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martes, 17 de noviembre de 2009

Yendo a casa

Quizás sé que por las noches te desvelas
Quizás no
Pero sí sé que penas
O puede ser que no
Pero sí sé que lloras
Aunque también puede otra vez ser que no
Pero…sí
Sí, sé que te sientes sola
O quizá no

Quizá me equivoque
No; sé que pasas largas horas
Esperando que alguien a tu puerta toque
Cuando crees, no,
Cuando sientes que te desmoronas

Puede ser que no lo sepa
Pero al menos lo siento
O no, puede ser que lo imagino
Para explicar en mí tu ausencia
Este no tenerte
Sin saber, eso que tanto preguntas,
¿Por qué?
Esos “por qués” que nunca puedo responder
Porque lo siento, porque no lo pienso
Que me haces falta
Sabiendo que no te tengo

Me invento excusas
Para seguir tras tus pasos
Que quizá imagino
Pero sabiendo que ellos
Me hacen sentir
Vivir
Seguir
Pendiente de ti
Eternamente
Tratando de encontrar un camino
Queriendo ser la razón de tu felicidad
Que no sé si llegará
No, sé que llegará
No sea esta tarde
A tu puerta me permita a mi mismo tocar
Salvar la distancia que te separa
De mí y tu soledad
De la mía y vos

Auque ella la soledad
Más no sea
Algo que yo crea
Que me permito pensar
Para llegar a
Contigo estar



Amor
Si causa dolor
Para mí, tiene que ser el destino
Esos hechos del tiempo mezquino

Si es bueno, es eterno
O no, no necesariamente eterno
No todo lo bueno es de acero
Aunque se termine
Se rompa
Deja un recuerdo
Uno al que podemos sostenernos
Cuando sentimos que caemos

Pero a mí, a mí
A mí me gustan de esos
Basados en felicidad si se puede;
Entereza, entrega y esmero
Un trato que se abre y se cierra
Con besos

Por lo general, creo
El amor es algo que descubrimos
Una vez que el mundo hemos recorrido
La recompensa a nuestro más grande deseo
Es saber que la paciencia, empeño, persistencia y templaza
A pesar de los años sufridos
Que casi nos han abatido

Florece entre sueños dormido
El amor

Plasmación de nuestra esperanza
Que nos ha preparado y nos prepara
Para una gran última oportunidad
De sentirnos otra vez en casa.

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lunes, 16 de noviembre de 2009

El negro

Cuando niño, el negro gustaba de pasear, gustaba de andar, de caminar, saltar y jugar. Sus padres lo llevaban a la playa y muy de vez en cuando veía como jugaban al azar, las cartas, la flor y un puntal en el ojal.

Six feet under- six feet under(1). Un murmullo recorre la habitación. Una voz suena entre sueños y nos devuelve la razón.

Con el tiempo el negro creció. El negro casi maduró. Había algo sin embargo. Algo encontró durante la adolescencia. Algo lo sacó del abrigo tibio y acogedor que fue su familia. Hasta ese momento él se sentía a gusto en dónde estaba. Pero algo lo dislocó. Lo confrontó y lo unió al nuevo grupo que el llamó “amigos”. Mucho más tarde ese grupo poco a poco se disolvió. Se desgranó. Se corrompió. Ya no era eso que lo contenía, lo protegía. Y la falsa promesa pronto se rompió.

Luís había sido su amigo desde la infancia. Era uno de los pocos que había hecho la primaria y la secundaria juntos. El negro era ahora profesor. Luís jardinero. Sin embargo algo se había roto entre los dos. Algo no funcionó.

Maxi en cambio era su amigo de universidad. Era doctor. Un hombre de plena integridad, plena razón. Él era uno de los pocos que el negro escuchaba, pues cuando hablaba siempre hablaba con razón. Luís en cambio era un pobre hombre del montón. Vivía como podía y si no, no buscaba explicación. El negro lo veía como un pobre chico un pobre medio hombre hecho sin ninguna discreción. El negro sabía que el estudio era lo único que podía dar una solución, una explicación a las cosas de este mundo.

El negro sin embargo estaba lleno de amigos. Uno de esos amigos era el otro. Ese otro que sólo él conoce, que sólo el recuerda y que sólo él quiere volver a verlo.

Antes de poner un pie en la tierra, fuera del colectivo, él miró la tierra. Estaba firme. Vaticinado que el momento ya llegaría. Al negro lo esperaba parte de su familia. Parte. Mientras él se aprontaba para seguir festejando, su hermano se acerca, lo toma con un brazo. El gira con una sonrisa, que se desdibuja al mirar en los ojos del otro. Muchos corren y se juntan alrededor. Como remolinos. Torbellinos. Pero no él, él se queda mirando, de lejos, tomando distancia. Contemplando. El otro amigo vio que el viaje había terminado. El padre del negro ahora faltaba, pero todos lo recordaban. Todos hasta el otro amigo.

Han pasado los años. El negro ya tiene una familia. Me contenta saber que al mirar en los ojos del pequeño niño lo ha vuelto a encontrar. A él le va a dar una oportunidad. A él lo va a cuidar, como mientras estuvieron, otros le dieron la mano y con ella parte de su felicidad. ¿Completa? No sé. Quizá. De vuelta, otra vez, otra vez lo van a intentar.


Y se pregunta cuando volverá, cuando volverá a estar alrededor. El otro. No. Quizá sólo el amigo.

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domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Acaso sabía, acaso tenía?

Qué pasa cuando el poder
De los dioses en quienes que no crees
Te permiten el amor conocer

Y todo el saber que ahora posees
Se torna confuso e inoperante
Y él te oprime aunque no lo desees

Pierdes el sentido de todas las constantes
Sumido en la angustia de un mar picado
Lleno de sirenas, bellas danzantes

Y pasas de ser nadie a sentirte amado
Desconoces el mundo que creías descubierto
En el medio de la nada te sientes abandonado

Te ves entonces del sueño despierto;
Te enfrentas con la inexorable realidad
Aún sin saber si que lo que pasa es cierto

Ya no queda nada por reflexionar, en la humanidad
No hay rincón en el que no se haya buscado
Y no hay respuesta, aún, que resuelva esta calamidad

Corres sin saber la dirección; te sientes cansado
Pero no regresas a ningún lugar
Sin mirar atrás; sólo al pasar crees ya haber parado

Funestas consecuencias trae el no aprovechar
Situaciones en las cuales puedes aprender
Y ellas se marchan sin enseñar, para no regresar

Y aunque sepas elevarte y descender
No traen los libros enseñanzas de vida
En el corto camino son otros los problemas por resolver

No, no estamos en paz vida
Tú me debes la tierra prometida;
Yo he probado el paso largo, la paciencia de la espera
Pero lo mismo es mi corazón quien desespera;
Siento que estoy llegando tarde a la fiesta
Tocando a tu puerta esta misma siesta

Reconozco me he equivocado más veces
De las que en realidad todos merecen
Lo mismo sigo, intentando, recapitulando
Esta tarde deambulando
Te encuentro
Esperando
Para sanar la herida
Que no supe tenía.

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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ave César


Ave azul que buscas morada
Ave sin pensamientos
Ni palabras

Ave que baja la mirada
Que obedece
Y que manda

Ave que sucede
Y reemplaza

Cuántos serán hoy
Cuántos en nombre de la patria
Cuántos serán mañana
Cuántos en nombre de quien manda
Cuántos fueron ayer
¿Cuántos, o la memoria ya me falla?

Ave que ha sido arrojada
Ave que no sabe que existe
Aunque sin esencia
Sin alma

Ave que no sabe
Que no siempre existió
Y que no siempre lo hará
Pues su nombre
No ha sido inscripto en la eternidad

Ave, halcón, albatros
Ave fugaz
De diferentes trastos
De tus garras penden presas
Que alimentan tu progenie
Las atrapas y haces presas
Tus polluelos se entretienen
De alas abiertas, desplegadas
Con las alas al viento

Ave, que no vuelas
Ave, que caminas
Ave, que no entiende
Ave, que castiga
Ave, sin cesar
Ave, sin ser
Ave, no vuelas
Ave, que cae
En las garras
Del saber
Ave, no eres
Ave, te convertirás
Ave, no penes
Ave, no seguirás
Ave, verde, azul, crema
Ave, de fragata
Ave, no sueñes
Al lado tuyo no hay esperanzas
Mucho menos democracia
Y casi me olvido de la libertad
Ave, condena
Perpetua en la eternidad

La república, ave
La república no existirá
Apoyada en tus garras
Jamás la sobrevivirán
Pues tus garras, ave
A diferencia de las mías
Hasta un niño las puede usar
Las tuyas, en cambio,
Sólo lo pueden destrozar

Trescientos
Mil
En la última década
No, no hace tres décadas
Que me pregunto:
¿Es progresión geométrica?
Ya que la aritmética
Me está comenzando a fallar
¿Quitarte las garras?
Sé que eso te puede matar
Pero lo haría en mi defensa
Por mi propio bienestar
Y el de mi especie
Ave rapaz.

Ave, que buscas donde morar
Tengo la tierra preparada
Ven, ave, ven a descansar
No temas
¿El árbol?
Ah, él árbol sólo se va a alimentar
Es él quien te va a desarmar


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martes, 10 de noviembre de 2009

A mi mucha

Y hablan y hablan
Y nunca llegan
Nunca llega
A quien se espera
Lo mucho que quieren
Son muchas en la tarea
Damas que tejen
Damas que esperan
Seguras de a quien se espera
Seguras de quien va a ser quien llega
La lluvia espera
La lluvia no cae
El calor invade
Y el alma exaspera
Seguras damitas
Segura
Vas a ver que llega
Si no llega
Te cansas y desesperas
Desesperas y corres
Al encuentro de quien te espera
Que camina y escucha
Que habla y es mucha
La dicha y la lucha
Damita, ven
Eres mi mucha
Eres mi espera
Eres quien llega


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sábado, 7 de noviembre de 2009

ANACONDA - EL INICIO

Episodio 1
En las entrañas del Amazonas un bebé se regocijaba cerca del vientre de su madre. La selva tupida y húmeda entrañaba secretos que esta pequeña criatura jamás llegaría a conocer por completo, ni lo que le deparaba fuera de ella. Su nombre guardaba mucha relación con aquel del de la selva que atestiguaba sus primeros meses de vida: ANACONDA.
Era apenas una constrictora de unos cuantos centímetros de largo cuando vio por primera vez la luz. No fue un largo tiempo cuando su madre ya la abandonó para que comenzara su propia vida, así es en la naturaleza, no te preparan por toda la eternidad; más bien te dejan que aprendas por ti mismo.
Ya había pasado un tiempo cuando Anaconda decidió aventurarse por un río turbio que escondía su monstruoso cuerpo de unos tantos muchos de kilos que aún seguía creciendo. Una voz gritaba: el sur querida, el sur, la vida.


Episodio 2


Ondulando entre la resaca, Anaconda se aproximaba a un magnificente muro que se erigía sobre el agua y parecía tener sus raíces en el lecho del río. Esta imponente vista no era algo que perteneciera al paisaje, eso ella lo podía notar en el color, no estaba en tono con el resto de la vegetación ni del agua, esto no podía ser algo de la naturaleza. Camino por donde venía pudo avistar varias cosas que no estaban camufladas, confundidas con el entorno. Pero el muro se erguía imponente sobre un lago. Notó unas inscripciones al borde del agua, sobre el concreto, en alfabeto ruso: INTERNET. Miro en derredor, escondió su magnífico cuerpo bajo el agua y diligentemente se dispuso a salir por la orilla cubierta de una espesa enramada.

Episodio 3

Después de haber deambulado un poco alrededor de la espesa vegetación, Anaconda se internó en el monte contiguo y continúo su viaje siguiendo su olfato, o más bien, sus papilas, en búsqueda de alimento.
En un momento sintió avanzar un aire cálido que aturdió sus sentidos; el aire contenía millones de partículas de diferentes clases que parecían ser de muchas cosas juntas. Entre tanta pluralidad no podía precisar si había rastros de alimento.

De repente, a lo lejos avistó un ser que caminaba; caminaba sin rumbo alguno con un hacha en la mano y un papel en la otra. Un grupo de niños, todos con hachas también lo seguían. Los empujaba. Y ellos obedecían. Un niño dirigió la mirada hacia el monte. Anaconda inmóvil, no pudo ser percibida por los ojos poco entrenados de ese chiquillo, ese pequeño.

Anaconda siguió su camino hasta toparse con una jungla de concreto. Su camuflaje de poco servía, pero ella sabia usar bien sus escamas para confundirse con el color exacto de la refracción de los objetos a su alrededor. De repente se tornó todo muy ruidoso, muy confuso, como si hubiera mucha interferencia, muchas ondas sonoras, muchos olores, muchos colores. Anaconda estaba en la ciudad. Anaconda ya está.

Episodio 4
Anaconda salió de la ciudad y se internó en un bosque cercano. Estaba hambrienta y necesitaba un bocadillo. No le gustaban las vacas que estaban alrededor de la ciudad porque no exigían ninguna habilidad en particular para atraparlas, y era natural en ella demostrar su poderío de caza, su casi perfecto diseño para emboscar a las presas y no dejarle escapatoria alguna, por más grande que el espécimen pareciese; ella simplemente lo consideraba muerto al entrar en su rango de acción. Así que desplegó su poderoso cuerpo musculoso entre las hojas de un monte de eucalipto. Sus quince metros de largo, sus cuarenta y cinco centímetros de circunferencia, sus trescientos kilos de peso; pasaban casi desapercibidos entre las hojas del suelo mientras un ciervo trataba de buscar su rumbo. El espectáculo no duró más de tres minutos. El resultado: el poderoso cuerpo de la constrictora rodeaba un saco de huesos molidos por la presión ejercida sobre la víctima.

Las afuera de la ciudad se veían derruidas en comparación con el centro, aún este manifestaba haber tenido etapas más gloriosas. De todas formas, Anaconda encontraba en los alrededores de la ciudad un medio más propicio para evitar el avistamiento de estas criaturas bípedas que habitaban esta localidad hacinada. Ella no podía explicarse por qué tantos ejemplares de la misma especie construían sus nidos tan cerca; parecía que lo hiciesen con un propósito. Al principio pensó que era por protección; ella sabía que existían unos murciélagos más al norte de donde se encontraba ahora, que formaban grandes grupos en cavernas, pero las razones parecían diferentes acá. Primero, las cavernas no la construían los murciélagos, así que estaban todos juntos por protección; en este lugar, sin embargo, los refugios eran construidos por los mismos especimenes y no parecía ser hecho al azar.

Los hombres estaban desarrollando un ritual. Ya lo había visto antes. En una especie de refugio que podía albergar muchas personas. Sin embargo su techo era altísimo.
Una persona, un referente macho - no había hembras al frente - posicionado en una elevación, leía usando sonidos diferentes con los que hablaban los humanos restantes.
Sostenía un recipiente en su mano derecha, - ella sabía que contenía un líquido tóxico, como el que desprenden las frutas después de pasar su etapa de consumo, ella había probado una vez, parecía cambiar todo. Parecía obnubilar su capacidad de percibir la realidad.
Los hombres del pueblo querían, al parecer, imitar a esta persona. En el pueblo bebían a discreción este líquido que envenenaba la sangre. Sus compañeras, sin embargo, no lo hacían tan regularmente dado que tenían que cuidar la progenie.
De repente recordó que los especimenes más pequeños se iniciaban temprano y con gran autonomía en dicho ritual, bebiendo hasta casi la muerte. A diferencia de los especimenes adultos, los pequeños indistintamente – machos y hembras – bebían por igual.



Episodio 5

Al ver el resto de la comunidad no quiso detenerse mucho en sus códigos semióticos, códigos de interpretación de la realidad. A poco de haber encontrado un páramo más al norte, un ser bípedo de los que yacían hacinados en el aglomerado de la población la avista. Ella se paraliza. Lo mira. Él la ve. Y se contemplan por un rato. Ella despaciosamente sigue su rumbo hasta desaparecer entre la maleza. Fue el único recuerdo que quedó de Anaconda por su paso en la ciudad. Nadie más la vio. Su nombre – el del hombre – fue pronunciado asiduamente por un tiempo en la población, hasta que éste enloqueció y se tuvo que ir de la comunidad…al poco tiempo la comunidad casi desapareció. La sobrevivieron unos pocos que están a punto de rehacer lo que queda, en pie, y en paz.


Episodio 6
Ya internada en las entrañas de un monte de densa vegetación encuentra un séquito de serpientes de toda variedad. De toda calaña y maña. Y se notó su ansiedad, su preocupación. Algunas eran venenosas, otras simplemente eran vivoras. Atónitas la contemplaban en la penumbra del alba, del ocaso. Ellas esperaban, ella contemplaba. Y empezó a hablar. Las convenció que más al norte había algo más. Que ella venía de ahí, y que no las iba a abandonar, a defraudar. Las demás serpientes la siguieron. Y ella era la única que estaba en condiciones de liderar.


Episodio 7 – La comunidad por venir


Anaconda les indicó a las demás un lugar donde esperar. Ella iba a recluirse en algún otro lugar para tratar de organizar su sociedad, su comunidad. Ella se aventuró sola unos kilómetros más al este, hacia el río.

De repente vio un claro en el bosque. Decidió enroscarse y mimetizarse con un gran jacarandá que había. Su cuerpo empezó adoptar una tonalidad gris al contacto con la corteza.
¿Qué es todo esto que ha pasado? Cómo explicar esos comportamientos de una especie tan diferente, como entenderlos. Sería adecuado formar comunidades tan grandes, con tantos ejemplares juntos? No era sencilla la tarea de organizar una colonia semejante, no podría ser el trabajo de un solo espécimen; porque uno necesitaba de todos y todos no se pueden abandonar al azar, al azar y la calamidad.

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lunes, 2 de noviembre de 2009

Nada puedo enseñar

En realidad no es mucho
Lo que tengo para contar
Es más lo que quiero
Que en ti empieces a notar
A medida que recorres
El trecho que dejo de andar

En realidad no hay secretos
Que no puedas descubrir
No hay enseñanzas que pueda yo aportar
El camino es tuyo
Y lo que dejo son palabras
Para que puedas encontrar
Lo que buscas
Lo que yo busco otros me han ayudado a vislumbrar
Y lo que sé
Y lo que saben
En nada puede salvar
La distancia de lo que es tu deber
La distancia que tienes que recorrer
La distancia que es tuya
Y sólo tuya la responsabilidad
De recorrerla y hacerlo a tu parecer.

Y las consecuencias
Las consecuencias son la resulta
Simplemente de obrar
Y cuando llegues al final
No busques alguien a quien culpar
Pues fue tuya la oportunidad
Y sólo tuya la felicidad.


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Esperando

¿Podrá llegar acaso el día
Que te abrace en la suerte
De tenerte cerca, sentirme fuerte
Y no te separes ya de mi vida?

¿Cuentas los pasos
Que te conducen
A estar entre mis brazos?

Es difícil de decir
Cuándo será el día
Pero no me gusta mentir
Crearme una realidad, una utopía.

Sé que vas a llegar
Esta tarde
Así esta tarde
Llegue al final de mi vida

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