martes, 22 de diciembre de 2009

Nostalgia

Tanto tiempo lejos
Creo se me olvidó
Traerte un regalo
Un souvenir,
Mandarte una postal
Algo para que pienses en mí

Pero todo lo que tuve
Y aún tengo
Son estos magros recuerdos
Roídos por los años
En los cuales recuerdo
Te recordaba
Te añoraba
Te soñaba
Con vehemencia
En un muelle
Sobre una banca
Sentada me esperabas

Espero no estés enojada;
Yo no lo estoy contigo
Cómo podría
Ni tampoco con mi suerte
Ni con… él, mi amigo
Fatal;
Imprevisto;
Inoportuno;
Como si no existiera
Otro alguno
No, no lo estoy,
Destino
Pues si me dejas aquí
Anclado
Es mi decisión
Y la tuya
Si quieres estar a mi lado

Pero si rehúsas
A esta proposición
Hazlo sin preguntas
Yo no sé…
Si existen las respuestas
O si alguien tiene la culpa

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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Missing

I dreamt of you
Just a hug in the middle of the night
I have seen you
Caressing my head, keeping it out of sight
And I am long for you
Since I sense it’s you I don’t have
It’s you my other half
It’s you my missing part
It’s you who’s in my heart
It’s you who’ll make me wake up

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El lado oscuro de la tierra

Prefacio

En algún libro perdido, en mis solitarias búsquedas por bibliotecas, habría encontrado información sobre cuentos cortos; más precisamente sobre cuentos policiales. En ese libro aparecían nombres como Ayala Gauna, Guy de Maupassant, Edgar Allan Poe. Todos en español; recordemos que el primero era argentino, el segundo francés, y el tercero estadounidense. En alguna otra parte en Internet, leí que en todo cuento corto es muy importante la primera oración, que es lo que en definitiva atrapará al lector en el cuento. En alguna otra parte, leí que es más difícil escribir un libro de cuentos cortos que una novela. Ambos pueden parecerse en la extensión de palabras, pero no necesariamente en su estructura constitutiva. En otra parte, leí que un cuento corto tiene la característica de la síntesis; que es más complejo escribirlo dado que no se puede desperdiciar espacio con una extensa narrativa de pensamientos reflexivos o descripciones que nos dan un escenario completo o personajes cuyas características son bien descritas. En algún otro lado, leí a grandes autores de cómo hacer un buen cuento; que no importa si el tema es trivial; lo que importa es cómo es contado y qué estado anímico transfiere al lector.

Parte 1

El cielo destellaba centellas, de esas que no tocan la tierra, de esas que dibujan caprichosos caminos entre nubes aún empecinadas en quedarse cuando la tormenta y la lluvia hubieron acabado; el cielo estaba sobre un puente; debajo del puente el arroyo que reflejaba el cielo; a cada extremo del puente la espesa vegetación que no se erguía por sobre el puente; y sobre el puente Juan.

Parte 2

El noticiero de las doce estaba por comenzar. En la mesa ya estaba la comida, mi padre y mi madre ya se encontraban ubicados, faltaban los chicos, mis hermanos. “Andá a fijarte si están ahí afuera” dijo mi padre mientras se encargaba de ir sirviendo sus platos. En el momento que me disponía a ir a buscarlos estos aparecen corriendo chocándose entre ellos al frenar ante nuestra vista. No le hicimos preguntas pero ellos gritaron al unísono “estábamos jugando.” “Un huracán azotó las costas de Nueva Orleáns dejando daños materiales incalculables…miles de familias son atendidas en estadios de fútbol…la gente de color tiene problema para ser atendida con la inmediatez que…al parecer los canales que encauzaban….colapsaron…” decían las noticias mientras comíamos el exquisito pastel de papas que mi madre tan bien hacía. “¿Qué hay en TNT?” pregunté a mi padre sin dejar de masticar. “Mirá el noticiero. Dejáte de tantas b…” dijo. “Siempre lo mismo en las noticias: huracán en Estados Unidos, alud en China, tifón en la India. Aburre siempre lo mismo,” contesté. “Vos no sabés que es importante, cunado sepas lo que…” Fue el momento en que terminé mi almuerzo y me dirigí a la compu en mi pieza para mirar un peli que mi buen amigo Ignacio me había traído – Los Sospechosos de Siempre – .

Parte 3

Era verano ya. Las clases habían terminado por fin y los días de boliche ya comenzaban a vislumbrarse en la corta distancia. Cerveza, vino, fernet. No iba a faltar nada. Y como siempre los amigos.

Una tarde de Enero nos juntamos la bandada de siempre. Yo, el burro adelante para que no se espante, Joaquín, Manuel, Francisco y Domingo. Todos eran amigos de la escuela secundaria, o parte, porque Manuel se había cambiado para terminar antes en un colegio DIFERENTE.
Acordamos juntarnos todos al mediodía en la costa del río para comer un buen asado. Entre todos llevamos la bebida; Domingo aportaba la carne ya que su padre era carnicero.
Después de haber comido y bebido casi todo – siempre había una botellita por ahí – nos dispusimos a comenzar el coloquio que sigue todo buen asado, aunque más que coloquio parecían monólogos múltiples del cual nadie rescataba una idea coherente. “El otro día me dijeron que…” y no se entendió bien que era aquello que Manuel trataba de explicar porque Joaquín interrumpió con uno de sus exabruptos particulares que simulaban ser más sonidos guturales que el habla de cualquier espécimen humano “Callate, me contaron que el otro día…” “Basta” dijo Domingo que prefería el silencio y escuchar el viento en los árboles, y las pequeñas olas del río romper contra la costa. Cuando estuvieron en silencio dije “Juan…” Todos giraron sus cabezas hacia mí como si de repente recobraran la sobriedad. Ese nombre era inmencionable por tratarse de un chabón que no sabía más que hablar de la escuela. Era, hasta cierto punto intratable. Pero a mí me gustaba el tipo de información que de vez en cuando aportaba. Tenía noticias siempre novedosas, parecía tener lo último y sabérselas a toda. Por eso quizá no le agradaba al resto del mundo, a mí en particular no me caía ni bien ni mal, simplemente escuchaba lo que a veces tenía para decir. Así que tuve que ratificarme. “Perdón, me dijeron que mañana se va a producir un apagón mundial. En la media en que la noche avance sobre la tierra no van a prender las luces, aunque sí, los motores y cosas que necesiten estar prendidas, las van a dejar prendidas, es sólo...” “shhhhh...” Dijeron todos juntos. Francisco que era el único que no había hablado hasta el momento espetó “Sí, Sí, Sí...es como si la tierra fuera a tener un lado oscuro otra vez, como en la luna, lo leí en el diario.” Joaquín, viendo que estaban aceitando la lengua continuó, “ya que trajiste el tema, me contaron que el chabón se va a Misiones, ‘A ESCRIBIR’. ¿Pueden creer eso?, está de la nuca.” Fue ahí cuando empezamos a hablar de todo relacionado con todo, Misiones, la escuela, el clima, y otras yerbas.
La tarde pasó placidamente entre risas y comentarios de todo tipo. Levantamos nuestras cosas de la costa debido a los mosquitos; estaban insoportables y no habíamos llevado Off. La noche prometía más joda en el boliche. Más gente. Más risas. Más alcohol. Pero claro, ya estaba el refrán entre los muchachos “para tomar, hay que saber tomar.” Hasta el día de hoy me pregunto que habrán querido decir con eso.

Parte 4

“Despertate. Despertate.” Una voz ininteligible desde las entrañas de mis sueños se confundía con el esplendor de la otra vida. “Mmm…” Balbuceé medio dormido todavía. “Internaron a Manuel. Está en el hospital público. Parece que contrajo una enfermedad nueva.” “¿Qué?” dije sin entender nada todavía. “Despertá.” Era Joaquín. “Internaron a Manuel. Es esa enfermedad que traen los mosquitos. No me acuerdo como se llama pero parece que está muy grave. Tiene manchas de sangre por todo el cuerpo.” Tomé las primeras ropas que encontré en la habitación y me vestí. Al salir de la pieza mi padre comentaba también lo mismo; repitiéndome una y otra vez lo que me había informado ya Joaquín. Hasta que entendí que podía estar pasando. Fui al baño me lave la cara. Me miré al espejo y vi una manchita que no debía estar ahí en mi cara. No dije nada. Cuando llegamos al hospital se encontraba toda la familia de Manuel. La madre de Manuel, Sara, fue la única que me preguntó por la mancha en la cara. “No sé que es,” respondí. Al entrar a la sala para verlo a Joaquín me observó la enfermera y parece que le dijo algo al médico; porque éste vino directamente a observarme. “¿Eres familiar?” preguntó el médico. “No,” respondí.

Manuel no pasó la noche. Yo seguí con unos medicamentos que recién habían llegado desde la Nación. Tuve un cuadro leve, un poco febril, pero nada más.

Parte 5

Habían pasado casi diez años de ese incidente. Yo me encontraba por Misiones. Una tierra azorada por la marginación hasta donde sabía. En un puente pude ver de cruzada en la medianoche a un tipo caminando en el medio de la oscuridad. Llevaba un mate en la mano. “Algún pobre diablo,” dije para mis adentros.
Ya me había recibido de médico, y estaba haciendo mis primeras incursiones en la actividad social que marcaría de por vida mi trayecto. Cuando llegué a Posadas, la capital de la provincia, me encontré con una ciudad bastante avanzada; aunque la marginación imperante en el resto de la provincia todavía se dejaba entrever en algún que otro rinconcito.
Una vez que hube desempacado todo y apropiado en cierta manera de mi pequeño pero cómodo apartamento, me dispuse a caminar por las calles de la ciudad. Al llegar a la zona céntrica me topé con una antigua biblioteca, muy bien decorada. Tuve que entrar para hacerme de algún que otro conocido que me ayudara a pasar los ratos que no estuviera en guardia con algún buen libro. Roberto se llamaba el bibliotecario. En el mueble, que hacía de mostrador, había varios libros que parecían estar de muestras. Parecían también ser nuevos, de una impresión reciente. Los observé y ojeé un par de ellos. Uno llamó mi atención por el nombre del autor “Juan Paepa.” ¿Quién es este escritor?” inquirí al bibliotecario. “Es un autor de la zona,” respondió. “Suele venir los viernes por la tarde y ponerse a leer en la sala.”
De camino de vuelta a casa con el libro en la mano, me preguntaba si sería el mismo que conocí en mi ciudad natal. Había dicho que vendría para Misiones. Pero el apellido no era ese, era otro. Aunque bien se sabe que a veces cambian su apellido o su nombre por un seudónimo, no sé bien para qué pero lo hacen. Así que opté por esperar hasta el viernes – era lunes – e ir a su encuentro fortuito.
Pasadas las siete de la tarde del viernes, decidí ir a ver si tenía suerte y encontraba al susodicho escritor. Había leído el libro. No era tan malo. Era de cuentos; todos cortos en su mayoría y trataba de situaciones cotidianas, abordadas muy, muy ligeramente. Pero me intrigaba saber quien era. Al llegar a la sala de la biblioteca puede avistar a una figura de negro sentado en la esquina anterior izquierda. Ni bien se entra por la puerta a la izquierda. Lo miré bien. Y efectivamente tenía rasgos parecidos al quasi-amigo que nos caía tan mal en los años de juventud. Me acerqué y le pregunté, ¿es acaso usted el mismo Juan que vivía en San José hace casi dos lustros?” “Que es lo mismo que una década,” respondió con una mueca entre su barba. “¿Cómo andas Alejandro?” Prosiguió como para entablar una charla amena. Hablamos de todo un poco. Me contó como lo trataba la vida por estos lugares tan alejados de dónde veníamos. También dijo que se encontraba mucho más a gusto dentro de una sociedad que vivía más pendiente de la naturaleza. En esos lugares no había tantos autos, ni contaminación. Me decía que había momentos en que desearía formar parte de todo eso que se llamaba progreso, pero había límites, había límites. Era muy observador, muy crítico de la realidad. Ahora entiendo por qué nos caía tan mal cuando éramos jóvenes. Era como el viejo vizcacha, siempre te escupía el asado, pero en otro sentido. Te arruinaba la fiesta diciendo cosas que eran mejor callar, no hablar. Me acuerdo que una vez tuvimos que decirle que se calle o se vaya, cuando en pleno asado de cumpleaños comenzó a contar que en la última creciente un sin número de botellas plásticas quedaron sobre las playas arrastradas desde todos los rincones donde se hacían asados como el que estábamos comiendo. Siempre el mismo, tenía que arruinar siempre una ocasión tan alegre con cosas que no afectaban en nada. Que no importaban. Quizá ahora tengo esa ambivalencia de adulto, porque ahora que lo pienso sí podía haber tenido razón; pero eran otros los que tenían que tomarse el tiempo de corregir las cosas. Eran…y me di cuenta que algo estaba cambiando en mí. No lo veía ya como un aguafiestas. Lo veía en su orgullo siguiendo una vida modesta. Alguien que tenía en vista algo que yo apenas podía entender. Le ofrecí mi colaboración en todo lo que necesitase. Fue ahí cuando me dijo que tenía un par de cuentos más que faltaban imprimir, que si por casualidad volvía para nuestra ciudad natal, lleve las copias para imprimirlas en la editorial local.
De regreso a mi ciudad para las vacaciones empaqué todas mis cosas. Las copias las llevaba en un bolso de mano para leerlas en el tren que me acercaría a mi destino. El taxi que me llevó a la estación de tren estaba bastante derruido. Al ir cruzando por un puente antes de llegar a la parada del tren pude observar que un hombre bien parecido a Juan iba caminando por el puente. Miré hacia atrás por la luneta del auto. Sí, era él, con un mate en la mano caminado despreocupadamente al lado de las barandillas. Era el ocaso ya. Nubes de tormenta estaban por todos lados. De repente un rayo partió el cielo, y después ocurrió lo mismo que en ese poema que había leído en un libro de iniciación literaria: tronó largamente y empezó a llover. (1)


1 - José Pedroni. Verso a la amiga. Agua y viento.

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sábado, 12 de diciembre de 2009

Lo mismo que hicieron, hacíamos

Qué pasó triste país
Que no reías como otrora
Cuando al abrigo de la aurora
Entrevístenos arraigar raíz

Qué hiciste que nosotros no
Qué dijiste que nosotros no
Veíanos por ti pelear y sangrar
Aunque no más luchar

En las mañanas temprano
Con el trino de las aves
Me traían recuerdos, ya sabes
Cuando éramos soberanos

Con sueños llenos de esperanzas
Llegaron a puerto seguro
Ayer era lo mismo, quien zarpaba
Para tratar de asegurar futuro

¿Era la tierra, era el cielo?
¿La que nos dejaba, el que flaqueaba?
Invadíanos cauteloso el miedo
Y era lo único que nos llenaba

¿Qué que pasó?
¿Por qué sentía que me había marchado?
¿Por qué no sentía que había progresado?
¿Por qué aún te extrañaba?
¿Por qué diciendo te olvido
Sentía que aún me engañaba?

A los inmigrantes

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martes, 8 de diciembre de 2009

A quien he encontrado

Ahora que te he encontrado
Que ya he superado
Las diferencias
Del pasado
Superado
Las creencias
Que van más allá
De toda ciencia
Y mi propia
Vagabunda conciencia
Que a veces parece
Pura demencia
Quiero ofrecerte
Todo
Hasta lo que me falta
Para que lo llenes
Con el vacío de tus temores
Que para el resto son sólo rumores
Pero para mí
Son dilemas que me desvelan
Tratando de buscarles soluciones
Y aunque ellas no funcionen
Sabrás de por vida
Que por ti
No dormiría, me levantaría
Tendría fuerza
Y caminaría
Tratando de contener tus aflicciones.



PARA LOS 900.000 REPITENTES DEL SITEMA EDUCATIVO

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viernes, 4 de diciembre de 2009

To lover's love

there's no place you can hide
away beloved mine
there's no room
in this land
where you can run
sublime

there's no space
in this time
where love and logic
may survive

there's magic
in your hands
that cures
this heart of mine

rhyme is the key
and meaning the truth
on this ocean the cruise
that took the bruise
away from me

come, sit, be kind
talk, relentlessly
I am not blind
not carelessly
I'll be fine
as long as you are not confined

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Orgullo a un costado

Heme aquí caminando
Caminos que ya he transitado
Heme aquí corriendo
Por senderos que ya han desandado
Pero sigo aquí sintiendo
Aunque no estoy sentado
Pues andar solo prefiero
Que por necesidad estar mal acompañado
No es a ti a quien me refiero
Sino a todos aquellos que he dejado empeñados
Al costado del camino abandonados
Y aunque mal me pese no es lo que quiero
No me gusta condenar al destierro
A aquellos que ayudarme han intentado
Pero los caminos, todos ellos son los mismos
Si somos siempre nosotros los que los andamos
Pues vemos en ellos lo que interpretamos
Como largos o cortos, cortados por abismos abismados
Sólo nosotros podemos sortearlos
Pues somos nosotros quienes los fabricamos
Hoy cruzo, espero, el último puente

Que me lleva a tus brazos para ser fuerte
Y quedarme ahí eternamente a tu lado

Si por un momento sueñas
Que vuelas
Alto
Y por un momento
Crees que así
Es
Que así
Debe ser
No te demores
Llega a mí
Antes del amanecer

No quiero despertar
Sin saber
Sin poder ser
Todo aquello
Que
Un día creí
Llegar a ser
Con tu compañía
Con tu sonrisa
Justo al lado
De mi indolente
Conciencia
Que solo sabe hacer las cosas
Que a todos gustan
Pero a mí
Particularmente dan placer

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martes, 1 de diciembre de 2009

Estos tiempos

Es quizá ésta la era
En que la poesía
Se mezcla con la tierra
Y ésta se crispa

Es éste el día acaso
En que se vislumbra el ocaso
Y la desdicha nos aserra

Son momentos fríos
En que los sueños sucumben
Y mueren cuando niños

Perder la razón de ser
Y saber que hay que temer
Y saber que hay que ver
Al mundo estremecer

Espero no sean los últimos
Versos que en vida escriba
Espero no sean los primeros
Que leas en esta vida

Cómo todo parece truncar
El destino de la verdad
La ciencia me comienza a robar
Lo que un día me agració

Y en martirio lo convirtió
Y nunca
Nunca un poeta
A volver nació.


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lunes, 30 de noviembre de 2009

El niño

Y para esta Navidad
Ya sabemos quien va a estar
No nos debemos disculpar
Navidad es para la amistad

Un regalo, un souvenir
Un recuerdo para compartir
Un asado y hasta un postre
Un beso y el mismo sacerdote

Que bien podría ser yo
Que bien podrías ser vos
Masculino, femenino
De seguro firme en la voz

Los niños, ellos juegan
Los abuelos, ellos prueban
La vid, el pan, lo nuevo
Comparten y también es un juego

Media noche ya
Ven para acá
Un abrazo
Hace fuerte nuestro lazo
¡Feliz Navidad!
Y después la tranquilidad

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jueves, 26 de noviembre de 2009

Atada

Ojos llenos de tristeza
Que hoy miran en la distancia
Vislumbrando en la infancia
Hilos que penden sobre tu cabeza


Tú lo llamas “Dios”
Yo, más cómodo, azar
Cuando en la noche no puedes abrazar
El alivio que traen unos recuerdos tibios


Todo pesadilla, malestar
En la noche cuando comienzas a pesar
No contienes el llanto y sin más
Te hundes en ti, te comienzas a quebrar


Para ti es difícil caminar
Para mí imposible correr
No queremos dejar al otro vencer
Evitar la vigilia, vernos sanar


Vos allá, yo aquí
Sé largo es el camino
Más él, dicen, es un destino
Que todos debemos encontrar
Y andar
Nunca jamás abandonar

Te pienso y siento libre
Y sé que es así
No yace sobre ti
Tal ignominia
Por la cual tengas que purgar
Penar
Y al fin superar
Dejar atrás tu alma de niña


¿Qué traición tan vil
Te acongoja en sueños?
Tu vida no tiene dueños
Aunque ellos parezcan mil


Quédate donde estás, risueña
No, no te voy a ir a buscar
Te veo en sueños; cuando sueñas
Entonces sé que no quieres despertar


Quédate conmigo un rato más
Conmigo en la eternidad
Deja tu pasado quedarse atrás
Empaca algunos recuerdos
Y volemos juntos
Hasta la inmortalidad
                  Entonces yo regreso
                                 Me quedo con el peso
                                              Cargo con tu cruz
                                                           Y descanso al fin sabiendo
                                                                          Que ríes y lloras
                                                                                      Pero ahora
                                                                                                 Duermes y te levantas
En paz.



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sábado, 21 de noviembre de 2009

To you noble knight

I stay lost in dreams
Sometimes there's a pleasant one
Where the battle is already won
And there’s no more screams

So beautiful
Reality in disguise
Though pitiful
Life larger than its size

Made a world of my own
To me was it only shown
No one ever has seen it
And you can only feel it

I know it’s hard
For you to see
My tender heart
Down at your knees

Don’t be sorry
You don’t have to worry
Tonight we’ll make a stand
I will lend you my hand

Be with me
Right by my side
Before the turning tide
Lead you to sea

To the ocean
Of eternal motion
Where no emotion
Owns due devotion

See me here
Loving her dearly
I now see that clearly
Although I still fear

Don’t let the clouds
Perched above you
Like pollution and crowds
Once more beat you down

Be ready
The struggle’s just began
Be steady
We shan’t falter in the sand.

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Mal tiempo

La ciudad yace esta noche
En el silencio de la vacuidad
Con el infortunio de la soledad
Que le proporciona el cielo y su derroche

Accesos abnegados, bajo agua sepultados
Impiden la llegada del amor esperado
Sin góndolas que den resultado
Se yerguen mis brazos en el aire, anhelantes, desesperados

Sin medios para emprender la retirada
Hacia tierras lejanas, ahora más distanciadas
Imposible de contar las horas desgraciadas
En las que aguardo tu súbita llegada

Aislado por un manto acuoso
Sobrevivo en esta isla insonora
Aguardando la llegada de la aurora
Que me libre de este velo espantoso

Paso a paso me quita espacio
Lluvia plasmada en inundación
Me hace dudar de mi vocación
Si sabio amante o déspota reacio

Me quedo soñándote, esperándote
No sé si por ser este mi deber
O por cobarde no querer ceder
O por no tener otra cosa que hacer
Reconocer que quiero estar ahí amándote

El diluvio gana en las depresiones
En cada recodo que preste bajas condiciones
Invade, conquista, en forma de tristes emociones
Sumiéndonos en falsas, ávidas ilusiones

No es realidad lo que está sucediendo
Un espejismo más de los desiertos
Sedientos nos pensamos de agua cubiertos
Cuando todos saben, estás cediendo

¡Oh! Eolo clamo por tus vientos
Que arrastren las opresivas nubes;
Que el cielo otra vez desnudes
Insufla aire, quiero otra vez sentir mi aliento

Quita estas lágrimas de mis ojos
Llorar no es lo mismo que llover
Las nubes es sólo no querer ver
La isla formada por mi despojo.



















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viernes, 20 de noviembre de 2009

Esperanzas de un querubín


Si hablas con Dios unos de estos días, dile que no me olvido del voto que he jurado
Que aún tengo la habilidad de volar, que no me he olvidado
Que aún llevo la marca de la promesa de hacer el bien que con fuego en mí ha grabado
Dile que no volveré a Él, que ahora soy un ser humano
Más vulnerable que los que yacen todavía a su lado
Que prefiero morir en el vacío, hastiado
Una vez que todo lo he dado; sin amor me haya quedado, lo que jamás puede ser agotado
Con la satisfacción de recibir a cambio nada más que el haber cumplido con lo pactado
Que el tiempo grosero, de relojes sembrado, me ha abofeteado
Las mejillas, la cara, el cuerpo entero; que he mentido diciendo haber ido a donde no hube estado
Evadiendo las tentaciones que el terreno efímero plantar en mí ha intentado
Que sigo con el sentimiento asido, dentro, en mis entrañas aferrado, donde Él lo hubo colocado
Sé es aquel del que te hablé, el que tengo que acoger, proteger y defender
A capa y espada, para que no sea transformado, mutilado
Preservarlo, siga ahí abarrotado
Hasta que aprenda cuál es la forma de demostrarlo
Sea que el mundo otra vez se sepa frustrado, para una vez más ser rescatado
No por mí, no para sí, sólo para olvidar el pasado, que aunque imposible
Empero, nadie jamás se ha animado, nadie ha intentado
Ni Él, ni los ángeles, mis hermanos;
Somos sólo la copia
La evolución, quizás, lo más cercano
De algo que comenzó allá hace tiempo en incontables años
Como un sueño desvelado
Confundiéndose con la realidad de lo añorado
Sin darse cuenta que al mismo tiempo lo había logrado
Vertió la esperanza, el anhelo de lo que debe ser alcanzado
Dile que no es con Él con quien estoy enojado
De cuya palabra sólo conozco el significado
Es que con demasiada premura en mí ha brotado
Estas ganas de decir lo jamás contado
Con el detalle de que del lenguaje ahora me ha privado
Y no encuentro los medios para gritarlo
Condenado a quedarme con esto, en mi interior amotinado
Dile aún vuelo cuando estoy cansado
Y camino cuando puedo retomar el paso apurado
Que las agujas de mi reloj se están gastando
No, no lo extraño, sólo me gustaría volar lo suficientemente alto
Saber que nada más me he desviado, me he equivocado
No, dile que seguiré con lo que hemos planeado.
Persisto, intento, confundido aún no me he frustrado.
No me han pasado cosas que me puedan dejar a un lado, tirado
Firme, dile que firme
Sigo aquí luchando.

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martes, 17 de noviembre de 2009

Yendo a casa

Quizás sé que por las noches te desvelas
Quizás no
Pero sí sé que penas
O puede ser que no
Pero sí sé que lloras
Aunque también puede otra vez ser que no
Pero…sí
Sí, sé que te sientes sola
O quizá no

Quizá me equivoque
No; sé que pasas largas horas
Esperando que alguien a tu puerta toque
Cuando crees, no,
Cuando sientes que te desmoronas

Puede ser que no lo sepa
Pero al menos lo siento
O no, puede ser que lo imagino
Para explicar en mí tu ausencia
Este no tenerte
Sin saber, eso que tanto preguntas,
¿Por qué?
Esos “por qués” que nunca puedo responder
Porque lo siento, porque no lo pienso
Que me haces falta
Sabiendo que no te tengo

Me invento excusas
Para seguir tras tus pasos
Que quizá imagino
Pero sabiendo que ellos
Me hacen sentir
Vivir
Seguir
Pendiente de ti
Eternamente
Tratando de encontrar un camino
Queriendo ser la razón de tu felicidad
Que no sé si llegará
No, sé que llegará
No sea esta tarde
A tu puerta me permita a mi mismo tocar
Salvar la distancia que te separa
De mí y tu soledad
De la mía y vos

Auque ella la soledad
Más no sea
Algo que yo crea
Que me permito pensar
Para llegar a
Contigo estar



Amor
Si causa dolor
Para mí, tiene que ser el destino
Esos hechos del tiempo mezquino

Si es bueno, es eterno
O no, no necesariamente eterno
No todo lo bueno es de acero
Aunque se termine
Se rompa
Deja un recuerdo
Uno al que podemos sostenernos
Cuando sentimos que caemos

Pero a mí, a mí
A mí me gustan de esos
Basados en felicidad si se puede;
Entereza, entrega y esmero
Un trato que se abre y se cierra
Con besos

Por lo general, creo
El amor es algo que descubrimos
Una vez que el mundo hemos recorrido
La recompensa a nuestro más grande deseo
Es saber que la paciencia, empeño, persistencia y templaza
A pesar de los años sufridos
Que casi nos han abatido

Florece entre sueños dormido
El amor

Plasmación de nuestra esperanza
Que nos ha preparado y nos prepara
Para una gran última oportunidad
De sentirnos otra vez en casa.

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lunes, 16 de noviembre de 2009

El negro

Cuando niño, el negro gustaba de pasear, gustaba de andar, de caminar, saltar y jugar. Sus padres lo llevaban a la playa y muy de vez en cuando veía como jugaban al azar, las cartas, la flor y un puntal en el ojal.

Six feet under- six feet under(1). Un murmullo recorre la habitación. Una voz suena entre sueños y nos devuelve la razón.

Con el tiempo el negro creció. El negro casi maduró. Había algo sin embargo. Algo encontró durante la adolescencia. Algo lo sacó del abrigo tibio y acogedor que fue su familia. Hasta ese momento él se sentía a gusto en dónde estaba. Pero algo lo dislocó. Lo confrontó y lo unió al nuevo grupo que el llamó “amigos”. Mucho más tarde ese grupo poco a poco se disolvió. Se desgranó. Se corrompió. Ya no era eso que lo contenía, lo protegía. Y la falsa promesa pronto se rompió.

Luís había sido su amigo desde la infancia. Era uno de los pocos que había hecho la primaria y la secundaria juntos. El negro era ahora profesor. Luís jardinero. Sin embargo algo se había roto entre los dos. Algo no funcionó.

Maxi en cambio era su amigo de universidad. Era doctor. Un hombre de plena integridad, plena razón. Él era uno de los pocos que el negro escuchaba, pues cuando hablaba siempre hablaba con razón. Luís en cambio era un pobre hombre del montón. Vivía como podía y si no, no buscaba explicación. El negro lo veía como un pobre chico un pobre medio hombre hecho sin ninguna discreción. El negro sabía que el estudio era lo único que podía dar una solución, una explicación a las cosas de este mundo.

El negro sin embargo estaba lleno de amigos. Uno de esos amigos era el otro. Ese otro que sólo él conoce, que sólo el recuerda y que sólo él quiere volver a verlo.

Antes de poner un pie en la tierra, fuera del colectivo, él miró la tierra. Estaba firme. Vaticinado que el momento ya llegaría. Al negro lo esperaba parte de su familia. Parte. Mientras él se aprontaba para seguir festejando, su hermano se acerca, lo toma con un brazo. El gira con una sonrisa, que se desdibuja al mirar en los ojos del otro. Muchos corren y se juntan alrededor. Como remolinos. Torbellinos. Pero no él, él se queda mirando, de lejos, tomando distancia. Contemplando. El otro amigo vio que el viaje había terminado. El padre del negro ahora faltaba, pero todos lo recordaban. Todos hasta el otro amigo.

Han pasado los años. El negro ya tiene una familia. Me contenta saber que al mirar en los ojos del pequeño niño lo ha vuelto a encontrar. A él le va a dar una oportunidad. A él lo va a cuidar, como mientras estuvieron, otros le dieron la mano y con ella parte de su felicidad. ¿Completa? No sé. Quizá. De vuelta, otra vez, otra vez lo van a intentar.


Y se pregunta cuando volverá, cuando volverá a estar alrededor. El otro. No. Quizá sólo el amigo.

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domingo, 15 de noviembre de 2009

¿Acaso sabía, acaso tenía?

Qué pasa cuando el poder
De los dioses en quienes que no crees
Te permiten el amor conocer

Y todo el saber que ahora posees
Se torna confuso e inoperante
Y él te oprime aunque no lo desees

Pierdes el sentido de todas las constantes
Sumido en la angustia de un mar picado
Lleno de sirenas, bellas danzantes

Y pasas de ser nadie a sentirte amado
Desconoces el mundo que creías descubierto
En el medio de la nada te sientes abandonado

Te ves entonces del sueño despierto;
Te enfrentas con la inexorable realidad
Aún sin saber si que lo que pasa es cierto

Ya no queda nada por reflexionar, en la humanidad
No hay rincón en el que no se haya buscado
Y no hay respuesta, aún, que resuelva esta calamidad

Corres sin saber la dirección; te sientes cansado
Pero no regresas a ningún lugar
Sin mirar atrás; sólo al pasar crees ya haber parado

Funestas consecuencias trae el no aprovechar
Situaciones en las cuales puedes aprender
Y ellas se marchan sin enseñar, para no regresar

Y aunque sepas elevarte y descender
No traen los libros enseñanzas de vida
En el corto camino son otros los problemas por resolver

No, no estamos en paz vida
Tú me debes la tierra prometida;
Yo he probado el paso largo, la paciencia de la espera
Pero lo mismo es mi corazón quien desespera;
Siento que estoy llegando tarde a la fiesta
Tocando a tu puerta esta misma siesta

Reconozco me he equivocado más veces
De las que en realidad todos merecen
Lo mismo sigo, intentando, recapitulando
Esta tarde deambulando
Te encuentro
Esperando
Para sanar la herida
Que no supe tenía.

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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Ave César


Ave azul que buscas morada
Ave sin pensamientos
Ni palabras

Ave que baja la mirada
Que obedece
Y que manda

Ave que sucede
Y reemplaza

Cuántos serán hoy
Cuántos en nombre de la patria
Cuántos serán mañana
Cuántos en nombre de quien manda
Cuántos fueron ayer
¿Cuántos, o la memoria ya me falla?

Ave que ha sido arrojada
Ave que no sabe que existe
Aunque sin esencia
Sin alma

Ave que no sabe
Que no siempre existió
Y que no siempre lo hará
Pues su nombre
No ha sido inscripto en la eternidad

Ave, halcón, albatros
Ave fugaz
De diferentes trastos
De tus garras penden presas
Que alimentan tu progenie
Las atrapas y haces presas
Tus polluelos se entretienen
De alas abiertas, desplegadas
Con las alas al viento

Ave, que no vuelas
Ave, que caminas
Ave, que no entiende
Ave, que castiga
Ave, sin cesar
Ave, sin ser
Ave, no vuelas
Ave, que cae
En las garras
Del saber
Ave, no eres
Ave, te convertirás
Ave, no penes
Ave, no seguirás
Ave, verde, azul, crema
Ave, de fragata
Ave, no sueñes
Al lado tuyo no hay esperanzas
Mucho menos democracia
Y casi me olvido de la libertad
Ave, condena
Perpetua en la eternidad

La república, ave
La república no existirá
Apoyada en tus garras
Jamás la sobrevivirán
Pues tus garras, ave
A diferencia de las mías
Hasta un niño las puede usar
Las tuyas, en cambio,
Sólo lo pueden destrozar

Trescientos
Mil
En la última década
No, no hace tres décadas
Que me pregunto:
¿Es progresión geométrica?
Ya que la aritmética
Me está comenzando a fallar
¿Quitarte las garras?
Sé que eso te puede matar
Pero lo haría en mi defensa
Por mi propio bienestar
Y el de mi especie
Ave rapaz.

Ave, que buscas donde morar
Tengo la tierra preparada
Ven, ave, ven a descansar
No temas
¿El árbol?
Ah, él árbol sólo se va a alimentar
Es él quien te va a desarmar


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martes, 10 de noviembre de 2009

A mi mucha

Y hablan y hablan
Y nunca llegan
Nunca llega
A quien se espera
Lo mucho que quieren
Son muchas en la tarea
Damas que tejen
Damas que esperan
Seguras de a quien se espera
Seguras de quien va a ser quien llega
La lluvia espera
La lluvia no cae
El calor invade
Y el alma exaspera
Seguras damitas
Segura
Vas a ver que llega
Si no llega
Te cansas y desesperas
Desesperas y corres
Al encuentro de quien te espera
Que camina y escucha
Que habla y es mucha
La dicha y la lucha
Damita, ven
Eres mi mucha
Eres mi espera
Eres quien llega


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sábado, 7 de noviembre de 2009

ANACONDA - EL INICIO

Episodio 1
En las entrañas del Amazonas un bebé se regocijaba cerca del vientre de su madre. La selva tupida y húmeda entrañaba secretos que esta pequeña criatura jamás llegaría a conocer por completo, ni lo que le deparaba fuera de ella. Su nombre guardaba mucha relación con aquel del de la selva que atestiguaba sus primeros meses de vida: ANACONDA.
Era apenas una constrictora de unos cuantos centímetros de largo cuando vio por primera vez la luz. No fue un largo tiempo cuando su madre ya la abandonó para que comenzara su propia vida, así es en la naturaleza, no te preparan por toda la eternidad; más bien te dejan que aprendas por ti mismo.
Ya había pasado un tiempo cuando Anaconda decidió aventurarse por un río turbio que escondía su monstruoso cuerpo de unos tantos muchos de kilos que aún seguía creciendo. Una voz gritaba: el sur querida, el sur, la vida.


Episodio 2


Ondulando entre la resaca, Anaconda se aproximaba a un magnificente muro que se erigía sobre el agua y parecía tener sus raíces en el lecho del río. Esta imponente vista no era algo que perteneciera al paisaje, eso ella lo podía notar en el color, no estaba en tono con el resto de la vegetación ni del agua, esto no podía ser algo de la naturaleza. Camino por donde venía pudo avistar varias cosas que no estaban camufladas, confundidas con el entorno. Pero el muro se erguía imponente sobre un lago. Notó unas inscripciones al borde del agua, sobre el concreto, en alfabeto ruso: INTERNET. Miro en derredor, escondió su magnífico cuerpo bajo el agua y diligentemente se dispuso a salir por la orilla cubierta de una espesa enramada.

Episodio 3

Después de haber deambulado un poco alrededor de la espesa vegetación, Anaconda se internó en el monte contiguo y continúo su viaje siguiendo su olfato, o más bien, sus papilas, en búsqueda de alimento.
En un momento sintió avanzar un aire cálido que aturdió sus sentidos; el aire contenía millones de partículas de diferentes clases que parecían ser de muchas cosas juntas. Entre tanta pluralidad no podía precisar si había rastros de alimento.

De repente, a lo lejos avistó un ser que caminaba; caminaba sin rumbo alguno con un hacha en la mano y un papel en la otra. Un grupo de niños, todos con hachas también lo seguían. Los empujaba. Y ellos obedecían. Un niño dirigió la mirada hacia el monte. Anaconda inmóvil, no pudo ser percibida por los ojos poco entrenados de ese chiquillo, ese pequeño.

Anaconda siguió su camino hasta toparse con una jungla de concreto. Su camuflaje de poco servía, pero ella sabia usar bien sus escamas para confundirse con el color exacto de la refracción de los objetos a su alrededor. De repente se tornó todo muy ruidoso, muy confuso, como si hubiera mucha interferencia, muchas ondas sonoras, muchos olores, muchos colores. Anaconda estaba en la ciudad. Anaconda ya está.

Episodio 4
Anaconda salió de la ciudad y se internó en un bosque cercano. Estaba hambrienta y necesitaba un bocadillo. No le gustaban las vacas que estaban alrededor de la ciudad porque no exigían ninguna habilidad en particular para atraparlas, y era natural en ella demostrar su poderío de caza, su casi perfecto diseño para emboscar a las presas y no dejarle escapatoria alguna, por más grande que el espécimen pareciese; ella simplemente lo consideraba muerto al entrar en su rango de acción. Así que desplegó su poderoso cuerpo musculoso entre las hojas de un monte de eucalipto. Sus quince metros de largo, sus cuarenta y cinco centímetros de circunferencia, sus trescientos kilos de peso; pasaban casi desapercibidos entre las hojas del suelo mientras un ciervo trataba de buscar su rumbo. El espectáculo no duró más de tres minutos. El resultado: el poderoso cuerpo de la constrictora rodeaba un saco de huesos molidos por la presión ejercida sobre la víctima.

Las afuera de la ciudad se veían derruidas en comparación con el centro, aún este manifestaba haber tenido etapas más gloriosas. De todas formas, Anaconda encontraba en los alrededores de la ciudad un medio más propicio para evitar el avistamiento de estas criaturas bípedas que habitaban esta localidad hacinada. Ella no podía explicarse por qué tantos ejemplares de la misma especie construían sus nidos tan cerca; parecía que lo hiciesen con un propósito. Al principio pensó que era por protección; ella sabía que existían unos murciélagos más al norte de donde se encontraba ahora, que formaban grandes grupos en cavernas, pero las razones parecían diferentes acá. Primero, las cavernas no la construían los murciélagos, así que estaban todos juntos por protección; en este lugar, sin embargo, los refugios eran construidos por los mismos especimenes y no parecía ser hecho al azar.

Los hombres estaban desarrollando un ritual. Ya lo había visto antes. En una especie de refugio que podía albergar muchas personas. Sin embargo su techo era altísimo.
Una persona, un referente macho - no había hembras al frente - posicionado en una elevación, leía usando sonidos diferentes con los que hablaban los humanos restantes.
Sostenía un recipiente en su mano derecha, - ella sabía que contenía un líquido tóxico, como el que desprenden las frutas después de pasar su etapa de consumo, ella había probado una vez, parecía cambiar todo. Parecía obnubilar su capacidad de percibir la realidad.
Los hombres del pueblo querían, al parecer, imitar a esta persona. En el pueblo bebían a discreción este líquido que envenenaba la sangre. Sus compañeras, sin embargo, no lo hacían tan regularmente dado que tenían que cuidar la progenie.
De repente recordó que los especimenes más pequeños se iniciaban temprano y con gran autonomía en dicho ritual, bebiendo hasta casi la muerte. A diferencia de los especimenes adultos, los pequeños indistintamente – machos y hembras – bebían por igual.



Episodio 5

Al ver el resto de la comunidad no quiso detenerse mucho en sus códigos semióticos, códigos de interpretación de la realidad. A poco de haber encontrado un páramo más al norte, un ser bípedo de los que yacían hacinados en el aglomerado de la población la avista. Ella se paraliza. Lo mira. Él la ve. Y se contemplan por un rato. Ella despaciosamente sigue su rumbo hasta desaparecer entre la maleza. Fue el único recuerdo que quedó de Anaconda por su paso en la ciudad. Nadie más la vio. Su nombre – el del hombre – fue pronunciado asiduamente por un tiempo en la población, hasta que éste enloqueció y se tuvo que ir de la comunidad…al poco tiempo la comunidad casi desapareció. La sobrevivieron unos pocos que están a punto de rehacer lo que queda, en pie, y en paz.


Episodio 6
Ya internada en las entrañas de un monte de densa vegetación encuentra un séquito de serpientes de toda variedad. De toda calaña y maña. Y se notó su ansiedad, su preocupación. Algunas eran venenosas, otras simplemente eran vivoras. Atónitas la contemplaban en la penumbra del alba, del ocaso. Ellas esperaban, ella contemplaba. Y empezó a hablar. Las convenció que más al norte había algo más. Que ella venía de ahí, y que no las iba a abandonar, a defraudar. Las demás serpientes la siguieron. Y ella era la única que estaba en condiciones de liderar.


Episodio 7 – La comunidad por venir


Anaconda les indicó a las demás un lugar donde esperar. Ella iba a recluirse en algún otro lugar para tratar de organizar su sociedad, su comunidad. Ella se aventuró sola unos kilómetros más al este, hacia el río.

De repente vio un claro en el bosque. Decidió enroscarse y mimetizarse con un gran jacarandá que había. Su cuerpo empezó adoptar una tonalidad gris al contacto con la corteza.
¿Qué es todo esto que ha pasado? Cómo explicar esos comportamientos de una especie tan diferente, como entenderlos. Sería adecuado formar comunidades tan grandes, con tantos ejemplares juntos? No era sencilla la tarea de organizar una colonia semejante, no podría ser el trabajo de un solo espécimen; porque uno necesitaba de todos y todos no se pueden abandonar al azar, al azar y la calamidad.

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lunes, 2 de noviembre de 2009

Nada puedo enseñar

En realidad no es mucho
Lo que tengo para contar
Es más lo que quiero
Que en ti empieces a notar
A medida que recorres
El trecho que dejo de andar

En realidad no hay secretos
Que no puedas descubrir
No hay enseñanzas que pueda yo aportar
El camino es tuyo
Y lo que dejo son palabras
Para que puedas encontrar
Lo que buscas
Lo que yo busco otros me han ayudado a vislumbrar
Y lo que sé
Y lo que saben
En nada puede salvar
La distancia de lo que es tu deber
La distancia que tienes que recorrer
La distancia que es tuya
Y sólo tuya la responsabilidad
De recorrerla y hacerlo a tu parecer.

Y las consecuencias
Las consecuencias son la resulta
Simplemente de obrar
Y cuando llegues al final
No busques alguien a quien culpar
Pues fue tuya la oportunidad
Y sólo tuya la felicidad.


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Esperando

¿Podrá llegar acaso el día
Que te abrace en la suerte
De tenerte cerca, sentirme fuerte
Y no te separes ya de mi vida?

¿Cuentas los pasos
Que te conducen
A estar entre mis brazos?

Es difícil de decir
Cuándo será el día
Pero no me gusta mentir
Crearme una realidad, una utopía.

Sé que vas a llegar
Esta tarde
Así esta tarde
Llegue al final de mi vida

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lunes, 19 de octubre de 2009

Weather Turn - El Tiempo está cambiando

Weather turn

See the ice
Coming down
See them people
Slowly turning
Sudenly wasping

See their owning
Slowly burning
To ashes, dear
To ashes and fear

Let them be
Someone is calling
Let them be
They don’t know
He is falling

Why! So, Why!
They are not knowing
Why! My god
See the warnings

Now the rain
It has set in
The wind blowing
Let it blow in

Beyond the walls
You are unknowing
The happening here
Who is falling?



El tiempo cambia

Ve el hielo
Cayendo a la tierra
Velos a ellos, la gente
Lentamente cambiando
de repente boquiabierta

ve lo que poseen
lentamente ardiendo
en cenizas, cariño
en cenizas y miedo

Déjalos ser
Alguien grita
Déjalos ser
Ellos no saben
Él se cae

¡Por qué! Así ¡Por qué!
Ellos no saben
¡Por qué! Mi Dios
Vean las señales

Ahora la lluvia
Se ha hecho presente
El viento sopla
Déjalo que entre

Más allá de las paredes
Eres tú quien no sabes
Qué ocurre aquí
¿Quién se cae?

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viernes, 9 de octubre de 2009

Lo mismo que hicieron, hacemos.

Qué ha pasado triste país
Que no ríes como otrora
Cuando al abrigo de la aurora
Entrevístenos arraigar raíz

Qué has hecho que nosotros no
Qué has dicho que nosotros no
Venos por ti pelear y sangrar
Aunque no más luchar

En las mañanas temprano
Con el trino de las aves
Me traen recuerdos, ya sabes
Cuando éramos soberanos

Con sueños llenos de esperanzas
Llegaron a puerto seguro
Hoy es lo mismo, quien zarpa
Para tratar de asegurar futuro

¿Es la tierra, es el cielo?
¿La que nos deja, el que flaquea?
Nos invade cauteloso el miedo
Y es lo único que hoy nos llena

¿Qué ha pasado?
¿Por qué siento que me he marchado?
¿Por qué no siento que he progresado?
¿Por qué aún te extraño?
¿Por qué diciendo te olvido
Siento que aún me engaño?


circa 2002


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lunes, 5 de octubre de 2009

Un día te vas a cansar

¿A quién vas a enfrentar?
Cuando ya no haya nadie más
Nadie más para luchar
¿A quién vas a acusar?
Cuando ya no haya quien
Quien más a quien delatar
¿A dónde vas a correr?
¿A dónde irás a morar?
Cuando te canses
Te canses de andar
¿Te canses de amar?
¿Dónde?
¿Dónde me vas a ir a buscar?

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viernes, 2 de octubre de 2009

Ha pasado el tiempo

Con el tiempo
He aprendido a ser comprendido
En la ignorancia del malentendido.
Con el tiempo
Me vuelto fuerte
Y he sabido darme por vencido;
Me he ido
No he vuelto
Me he quedado
Y he regresado.
Hace tiempo
Que me he dormido
Y me he despertado;
Y en el amanecer
Estas pequeñas ideas he compartido.

Se necesita tiempo
Para ser lo que se debe;
Soportar la diferencia.
Se necesita tiempo
Para ser cobarde
Y retirarse de una batalla
Que se encuentra perdida;
Evitar las en vana heridas
De una causa sin sentido.
Hoy es el momento
En el que me siento
Con la gracia de poder decir
Todo lo que siento.
Hoy es el día
Fuera de todo tiempo
En el que puedo decir
Que he crecido
Hablar del hombre en el que me he convertido
Escribirte una canción
Y conservarte en el olvido.

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